
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado el consumo de distintos medicamentos para el tratamiento de cuatro patologías, como son el reflujo o la acidez, la hipertensión, el colesterol alto y la depresión. El precio de los nuevos productos puede llegar a ser hasta nueves veces superior al tratamiento estándar, siendo su igual o inferior a la que pueden ofrecer las medicinas utilizadas de manera habitual. “No decimos que el tratamiento más barato sea siempre la mejor opción” explican desde la OCU, “pero sí mantenemos que no es necesario que se prescriban como primera opción los medicamentos más caros”.
Y es que la organización ha calculado que el gasto en la factura farmacéutica puede ascender a 70 millones de euros, dependiendo de si el tratamiento incluye las últimas novedades en vez de elegir un procedimiento estándar que combine eficacia y buen precio. Según la OCU, este modelo de innovación médica actual permite que la industria farmacéutica, “modifique las moléculas ligeramente o combine varias de las existentes para sacar nuevos medicamentos al mercado a precios más altos”. Esas novedades suelen publicitarse de tal manera, que el paciente decide sustituir su tratamiento habitual por otro que no tiene por qué ser más eficaz o seguro, pero sí más caro. Incluso, “estos medicamentos nuevos pueden tener efectos adversos a largo plazo que en el momento de su lanzamiento se desconocen”.
Además, la OCU cree que la legislación europea aprueba esa situación “puesto que se muestra ineficaz para impedir que el mercado se inunde de medicamentos nuevos de escaso valor terapéutico”. De esta manera, la industria farmacéutica opta por “la rentabilidad con modificaciones superfluas de moléculas que ya existen”. Por este motivo, la organización quiere unirse a la petición del Consejo de Europa exigiendo una mayor transparencia entre las relaciones entre el sector de la farmacia y los gobiernos para garantizar la independencia en la toma de decisiones. Igualmente, el modelo de innovación debería “ayudar a que surjan medicamentos realmente necesarios a precios asequibles para el sistema público de salud”.